Code Crush  

Posted by Erina in ,

No me arrepiento…
Morir por esta causa…
Morir contigo…
Estoy feliz…
¿Por qué?...
Porque te amo.

Horas antes:

Me estaba terminando de vestir, ya no había vuelta atrás, ya lo decidí, quiero ir contigo, hasta el fin del mundo si es necesario, nadie me hará cambiar de opinión.

- Señorita, ¿está segura que desea ir? – una de mis ayudantes apareció tras la puerta.
- Por supuesto, cien por ciento segura – le dije, mas en mi interior la inseguridad iba creciendo a cada momento.
- Por favor, piénselo de nuevo, es su vida la que pone en riesgo.
- Quédate tranquila, por favor. ¿O es que ya no confías en mí?
- No es eso; sólo que…
-Entonces no hay problema – la interrumpí, no quería saber sus razones, no quería que me hiciera dudar – Bueno, ¿trajiste lo que te pedí?
- Sí, aquí están
- Muchas gracias… ya es hora.

Salí de la habitación sin mirar atrás, ya no podía volver, pues la decisión ya estaba tomada. Además, todo lo que ocurría, todas esas muertes, el caos, la destrucción… todo era mi culpa. Mis errores habían cobrado muchas vidas en el pasado, y ahora sería yo quien lo solucionaría.
El pasillo por el cual caminaba me parecía eterno. Mientras que por mi mente pasaban las imágenes de cómo mi creación era capaz de arrebatar tantas vidas.
A mi costado, dos de las mejores armas creadas, se encontraban en mi cinto. El traje verde de soldado era lo que llevaba puesto hoy; ya no más el rosado traje que solía usar en mi papel de doctora. El pasillo ya llegaba a su fin y quien se encontraba allí, esperándome con rostro de preocupación, eras tú.

- ¿Lista? – me preguntaste
- Nunca he estado más lista – te respondí
- No es necesario que vayas, te pones en peligro
- Es necesario, es muy necesario; porque yo soy la única que sabe como deshacer las contraseñas para entrar a las habitaciones del satélite. Además, me he estado entrenando para esta ocasión.
- Supongo que no te puedo hacer cambiar de opinión.
- No, así que será mejor que nos vayamos ya.

Estábamos en la nave ahora; con destino el satélite Alfa X, el cual tenía un rayo láser que sería ocupado con fines científicos. Quien pilotea en estos momentos soy yo. Por mi mente pasan nuevamente imágenes del pasado, me vi a mi misma ayudando en la construcción del satélite que ahora tengo que destruir. Recordé cómo creé el programa que lo controlaría; el programa que modificó al satélite como arma, el mismo programa al que le di un cuerpo… el programa causante de tanto daño.
Llegamos a la entrada de Alfa X, el cual tuvimos que abordar a la fuerza. Al entrar, nos dimos cuenta de que todo estaba infestado de monstruos, monstruos robóticos simples creados por mi programa con piezas irrelevantes para el satélite, que nos impedían el paso hacia la sala de comandos, donde se encontraba mí malvada creación. Uno a uno tuvimos que ir destruyéndolos, lo que nos tomo mucho tiempo… tiempo que se suponía no debíamos desperdiciar; en cualquier momento el rayo sería disparado nuevamente contra la tierra, sólo que ahora no mataría a unas pocas personas… sino que a la mitas del planeta de un solo golpe.
Logramos despejar el primer pasillo, lo cruzamos rápidamente para encontrarnos en su extremo con una sólida compuerta de seguridad, que necesita de una contraseña para poder ser abierta. Saqué de uno de los bolsillos de mi cinto una pequeñísima computadora portátil hecha por mi misma; la que serviría para encontrar la combinación correcta de caracteres. Diez posibilidades de error, cinco caracteres. “Esta es muy fácil” me dije. Encontré la contraseña correcta rápidamente después de conectar mi “mini computadora” al satélite. Introduje los dígitos en el sistema y la compuerta se abrió.
Pasamos al siguiente pasillo, el cual parecía desierto; de todas formas avanzamos con precaución. De la nada dos monstruos aparecieron frente a nosotros; tú atacaste al de la izquierda con una rapidez impresionante; y mientras sacaba la pistola que mande a buscar a mi asistente, ya habías acabado con el segundo monstruo.

- ¿Ves?, no era necesario que vinie… - no alcanzaste a terminar con la frase cuando una de mis balas pasó a escasos centímetros de tu rostro - ¿Qué querías? ¿Matarme?
- Quería matar, pero no precisamente a ti – al escuchar mis palabras volteaste a mirar y descubriste como un tercer monstruo estaba muerto en el piso – En vez de criticarme deberías darme las gracias – te dije con una sonrisa de satisfacción en el rostro, mas tú sabías que en mi interior no estaba feliz – Será mejor que nos apresuremos.
Seguimos avanzando, liquidando monstruos y abriendo compuertas; hasta que logramos llegar al final, la última puerta por abrir. Nuevamente conecté mi computadora al sistema, diez dígitos _ _ _ _ _ _ _ _ _ _, un solo intento. Aún con la ayuda de mi computadora tardé unos minutos en descifrar la clave, minutos que tu te los pasaste protegiéndome de los monstruos que casualmente aparecían.
Listo, introduje los dígitos y la puerta se comenzó a abrir lentamente, tan lentamente como para que alcanzaras a tomar mi computadora y destruirla.

- ¿¡Por qué lo hiciste!? – te grité
- Aún te quedan balas, úsalas si se te cruza algún monstruo, vete a la nave y vuelve a la tierra. – me respondiste con una expresión muy seria.
- ¿Por qué? yo vine para terminar con esto, ¡no me iré!
- ¡VETE!
- ¡¡ No!! Yo tengo la culpa de todo, ¡¡yo seré quien lo soluciones!!
- ¡No quiero que algo malo te pase! – en ese momento la abertura de la compuerta era lo suficientemente grande como para que entraras a la sala de comandos, cruzaste la puerta y la cerraste a la fuerza.
- ¡¡¡NO!!! – grité con toda mis fuerzas; y mientras golpeaba la metálica puerta te llame por tu nombre repetidas veces – ZERO!!! Zero!!! Zero…

Caí de rodillas frente a la puerta de metal mientras las lágrimas comenzaban a caer por mis mejillas. Tú lo sabías perfectamente… una vez cerrada la compuerta la clave cambiaría totalmente, por eso destruiste mi computadora, lo sabías.
Nuevamente el pasado volvía a mi, recordé como lo encontré… recordé algo que parecía haber omitido. Vi como ese científico, su nombre ya no lo recuerdo, le hablaba a mi Alfa, mi creación… lo que alcancé a escuchar: CODE CRUSH. Lamentablemente ese científico había muerto algunos días después de esa conversación, desde entonces… claro, ahora lo entendía todo. Desde entonces Alfa se comenzó a comportar extraño, el tenía la culpa, no fui yo. Él le dio la orden de destrucción. Me dejé llevar por mi intuición… CODE CRUSH, contando el espacio eran diez dígitos… me preparé para la batalla e introduje las letras una por una… funcionó.
Las puertas se abrieron, y pude ver el panorama actual; tú eras lanzado por los aires y te golpeabas contra la pared, para luego caer inconsciente. Lamento tener que hacer esto, era mi mejor creación; pero él ya lo había cambiado por completo; debía destruirlo. Aún sabiendo que si era destruido o desactivado se activaría el sistema de autodestrucción… haciendo volar el satélite.
Arriesgué el todo por el todo. Disparé cantidad de veces sin resultado; ya no tenía la forma que yo le había dado. Ahora era una cosa enorme que se había fusionado con el sistema principal; tenía un cuerpo gigantesco y acorazado que detenía fácilmente mis disparos y una de sus extremidades me golpeaba arrojándome lejos; me levanté y disparé una y otra vez; estaba herida y no podía penetrar la coraza de aquella monstruosidad. Sabía que ya habías recuperado la conciencia y lentamente abrías los ojos, tenía que dar lo mejor de mí. Ya me encontraba casi sin energías cuando lo vi, el botón de emergencia que había instalado. Confié en mi puntería… la última bala… disparé, y la bala dio de lleno en el botón. Ya todo había acabado; el satélite sería destruido… lamentablemente con nosotros dentro.
Lentamente me acerqué a ti, y me apoyé sobre tu cuerpo inmóvil.

- Ciel, será mejor que te vay… - intentaste decirme algo, pero te callé con un beso, el más dulce y tierno que jamás había experimentado; sentí como me respondías aquel beso, y quise que fuera eterno, pero tuve que separar mis labios de los tuyos.
- Ya no importa nada… si no me puedo ir contigo no volveré – te dije con mis últimas fuerzas – La tierra ya está a salvo.

Nuevamente apoyé mi cabeza en tu pecho y mi brazo izquierdo rodeó tu torso… mis heridas ya no dolían más. Sentí como me rodeabas con tus brazos y me abrazabas cálidamente. Ya estaba preparada, el final estaba cerca… 5 segundos para la autodestrucción. Ya no importaba.

Y de la tierra se podía observar cómo ocurría en el espacio una gran explosión.

No me arrepiento…
Morir por esta causa…
Morir contigo…
Estoy feliz…
¿Por qué?...
Porque te amo.


Fin.

This entry was posted on martes, 14 de septiembre de 2010 at 8:23 and is filed under , . You can follow any responses to this entry through the comments feed .

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